La presidenta del Partido Popular, María José Sáenz de Buruaga, ha pedido hoy a Miguel Ángel Revilla que reaccione con urgencia y contundencia, se plante ante Pedro Sánchez y le exija medidas propias e inmediatas para reducir el precio final de la energía porque lo que está en juego es la supervivencia de la industria de Cantabria.
“Ni Sánchez ni Revilla pueden esconderse detrás de Putin y de la guerra de Ucrania para no hacer nada y tampoco pueden despachar este asunto señalando a Europa y echando balones fuera”, ha afirmado la dirigente popular, quien ha hecho hincapié en que ante la situación de emergencia industrial de Cantabria es su presidente quien tiene que plantarse, presionar y reivindicar con eficacia ante el Gobierno de la nación.
Buruaga, quien esta mañana ha participado en la reunión de la Alianza por la Industria, ha argumentado que al margen de las medidas globales que pueda adoptar Europa, como limitar el precio del gas en el pool eléctrico, es el Gobierno de Sánchez el que tiene en su mano la solución y al que hay que reclamar una regulación competitiva y unos precios competitivos similares a los de los competidores europeos.
Según la presidenta del PP, reducir el precio final de la energía en España es perfectamente posible, puesto que aproximadamente el 60 por ciento de la factura son costes regulados y, por lo tanto, determinados por el propio Gobierno, que está haciendo más caja que nunca a costa de la escalada de precios en la industria y los hogares.
“Mayores compensaciones y menores costes regulados. Esa es la receta”, ha dicho Buruaga, quien ha remarcado que el Gobierno central tiene capacidad para adoptar soluciones con cabeza mirando a los países que están blindando a su industria básica.
Y ha recordado que el Partido Popular lleva un año reclamando al Gobierno central que impulse contratos bilaterales a precios competitivos; ponga en marcha las subastas de energía de tecnología inframarginal que debían haberse convocado en 2021; establezca la exención del 80 por ciento en los peajes del transporte; el servicio sustitutorio de la interrumpibilidad, y la máxima compensación por el CO2 indirecto, pero nada se ha hecho y todo ha caído en saco roto. “Ahora ya no hay excusas para no actuar”, ha remarcado.
Además, ha subrayado que la situación que atraviesa la industria, muy especialmente la energéticamente intensiva, no es nueva ni es de hoy, sino que se viene prolongando en el tiempo y ha evolucionado cada día a peor ante la inacción y pasividad del Gobierno.
Según la presidenta, a la escalada de precios del último año y al diferencial cada día mayor con nuestros competidores europeos, especialmente Francia y Alemania, que distorsionan el mercado y colocan a España en desventaja competitiva, se añade ahora otra vuelta de tuerca, con una guerra que impacta en el mercado del gas de una forma brutal y dispara los precios de la energía eléctrica hasta máximos históricos imposibles de soportar.
“La situación es hoy de emergencia industrial y las consecuencias están a la vista: la industria básica reduce producción o directamente para su actividad. El desastre es absoluto: frenazo a la producción y al empleo industrial, frenazo a la inversión y al proceso de descarbonización y una grave amenaza para la recuperación”, ha resumido.