La portavoz del Grupo Municipal de Torrelavega Sí, Blanca Rosa Gómez Morante, considera una evidencia incontestable que la Concejalía de Dinamización Poblacional es de una inutilidad absoluta, y que su única misión ha sido la promoción política de los responsables de un área que ha supuesto un importante desembolso para las arcas públicas.
Para Gómez Morante los datos hablan por sí solos. Lejos de incrementar o fijar población, el municipio de Torrelavega ha continuado perdiendo población, pese a que el resto de la región ha incrementado su censo. Por si este hecho, en si mismo, no fuera suficientemente preocupante, cabe añadir que es el de Torrelavega el ayuntamiento de la comunidad que ha perdido comparativamente más ciudadanos, ya sea el análisis tanto en términos absolutos o en relativos. De este modo, frente a los 90 habitantes que perdió la capital en el último ejercicio, Torrelavega disminuyó su censo en 127. Un dato muy significativo, toda vez que Santander casi triplica, holgadamente, en número de habitantes a la capital del Besaya.
Torrelavega Sí ya advirtió al comienzo de legislatura que está iba a ser una concejalía donde el balance de sus logros iba a ser fácil de cuantificar y valorar. A tanto incremento poblacional, tanta inversión, y mediante una sencilla operación matemática se sabría cual hubiera sido el coste de cada nuevo vecino. Pero lejos de ese resultado, y muy al contrario, ahora se podrá hacer la operación mediante la cual sabremos cual ha sido el coste de cada ciudadano perdido.
Para Torrelavega Sí, la situación que encara la ciudad es ciertamente de riesgo. Este partido recuerda que el municipio se acerca peligrosamente al límite de los 50. 000 habitantes, cifra que de perderse supondría un cambio de franja muy significado en la participación de los Tributos del estado. Es por ello que Torrelavega Sí considera que es momento para impulsar, de manera urgente, medidas que faciliten el acceso a la vivienda y que presenten esta ciudad como una opción apetecible, abierta a las oportunidades sociales, laborales, familiares o de ocio. En absoluto es tiempo de continuar con medidas que se han demostrado inútiles e inoperantes, como adaptar bajos comerciales en viviendas, o aquellas frivolidades que rozan el ridículo, como poner bancos sobredimensionados y enormes rótulos de lectura imposible.